Queridos emprendedores, antes de escribir este segundo post os quería agradecer las muestras de apoyo que he recibido por el lanzamiento de esta iniciativa. A los conocidos, permitidme que abuse de vuestra confianza, y os pida que escribáis vuestros comentarios en el blog para deleite de todos, pues me consta que tenéis mucho que decir. Y quienes aún no sois conocidos pues también hagamos grupo compartiendo experiencias. El mundo precisa más sociedad civil y este es un buen cauce para alzar la voz por la noble causa de las familias emprendedoras y del fenómeno emprendedor en general.
Metiéndonos ya en materia del tema de hoy creo que el principal reto que tiene la empresa familiar es reconocerse como tal y sentirse orgullosa de tal carácter. Las empresas familiares tienen singularidades que hay que asumir y gestionar para que sean fuente de ventaja competitiva. Creo que actualmente muchas familias empresarias ya están suficientemente concienciadas de las riesgos que supone el binomio empresa (dinero) y familia (amor). Y amor y dinero no siempre se entendieron bien, ¿verdad? En todo caso me aburre el tono lánguido con el que muchas veces y mucha gente aborda los temas de empresa familiar. Eliminemos de una vez el manido discurso de la problemática de la empresa familiar. Miremos este tema, y la vida en general, con optimismo: nada tan potente como una empresa familiar cuando se gestionan adecuadamente sus singularidades.