30 Ene DE LA ABDICACION DE LA REINA BEATRIZ DE HOLANDA A LA SUCESION EN LA EMPRESA FAMILIAR
Queridos emprendedores,
La abdicación de la Reina Beatriz de Holanda tras tres décadas de glorioso reinado en la figura de su hijo, el Príncipe Guillermo, ha tenido una gran repercusión. En países donde nos regimos por monarquías el debate es de índole política. ¿Deben imitar otros regentes a su colega holandesa? Debate harto interesante para otro ámbito.
En este blog quiero abordar al calor de este caso algunos asuntos que afectan al proceso, siempre crítico, de la sucesión en la empresa familiar y que me parece han sido muy bien gestionados por la familia real holandesa. Destaco los siguientes:
1º El establecimiento de una regla compartida, escrita o por tradición, de proceder a la sucesión ante un determinado hito (en este caso se apela a la edad de la sucedida). En el momento en el cual se entiende que hay razones para pensar que el sucesor estará mejor preparado para gobernar en un mundo nuevo. Pensemos que efectos como la globalización o el enorme desarrollo de nuevas tecnologías están cambiando brutalmente las reglas de juego en todas las industrias. Posiblemente cabe encontrar en las generaciones de continuadoras perfiles más adecuados para manejarse en esta sociedad del cambio que nos tocó vivir.
2º La generosidad de quien abiertamente cede el poder por propia voluntad y se retira discretamente sin ánimo de interferir, manipular o mal influenciar en la acción del sucesor
3º La búsqueda de un espacio, formal o informal, en el que la organización aun pueda seguir contando con el aporte de alguien tan valioso, por rica experiencia acumulada, como el sucedido
4º La preparación a la que debe someterse el sucesor para que el cambio afecte lo mínimo posible a la organización. Me gusta el símil de las carreras de relevos. No dar el testigo demasiado pronto porque el sucesor estará poco preparado y empieza a correr desde cero, lo que perjudica al equipo. Ni demasiado tarde porque el sucesor llegará agotado a la entrega de la posta, lo que también penaliza el resultado.
5º A ser posible, elegir para ejecutar la transición un tiempo tranquilo. Tratando que este de por si delicado momento de la sucesión no se complique aun mas por el efecto de agentes externos o internos
Suerte al que reinará como Guillermo IV de Holanda y a todos quienes estéis en el proceso de sucesión en vuestra empresa familiar
Hasta pronto. No dejes de esforzarte por ser muy feliz que, al final del día, es lo más importante para ti y los que te rodean
PALOMA BELLIDO
Publicada a las 11:16h, 31 eneroHola Manuel!
Justo, hoy venía pensando en que pronto recibiría un post tuyo sobre el tema. Bien por la reina, bien por el heredero. Este gesto engrandece tanto a la Reina Beatriz como al Príncipe Guillermo.
Es penoso el espectáculo de un fundador, directivo o monarca, incapaz de reconocer su propia obsolescencia, sobre todo cuando éste hecho compromete ¡hasta a obsolescencia de su heredero natural!
En el caso de la monarquía española, está claro que se ha de desarrollar un marco jurídico que permita esta opción. Pero, lo que me inquieta es que hay quien dice, que el peso internacional que el padre tiene, no lo tiene el hijo. Pero, ¿no sé dan cuenta de que a volar, solo se aprende volando?
Los que somos hijos de emprendedores carismáticos, honestos y apreciados, sabemos que llegamos con ventaja allí a donde antes llegó nuestro predecesor, porque siempre somos recibidos con simpatía y con el cariño y respeto que se ganó la generación anterior a pulso.
Un sucesor bien preparado, tanto en el ámbito monárquico como en el empresarial, nunca hará exactamente las cosas como su antecesor, y esa es la oportunidad: solo obtiene resultados diferentes quien cambia la manera de hacer las cosas.
Yo cuando sea mayor, quiero retirarme a tiempo y abrir paso a nuevas oportunidades. Así que, voy a seguir trabajando…
Eva Garavilla Fábrega
Publicada a las 11:19h, 31 eneroBuenos días Manuel,
ojalá todos los implicados en empresas familiares y por ende en estas sucesiones, reflexionaran como tu nos ayudas a reflexionar con símiles como esta sucesión Real y voluntaria. Comparto el deseo de que tenga suerte en su reinado pues es un ejemplo a seguir y su éxito confirmará la bondad del hecho.
Personalmente sigo en la carrera de relevo, aunque parece más un maratón y espero no llegar desfondada!!!.
Un abrazo y sigo tu consejo de esforzarme en ser feliz.
manuel bermejo
Publicada a las 12:00h, 31 eneroGracias Paloma. Creo que cada cual debe ser bueno en su tiempo. Con eso aseguras un futuro próspero
manuel bermejo
Publicada a las 12:01h, 31 eneroEva, no hay que dejar de «predicar» lo que me parece que son buenas prácticas
Nuria Lasheras
Publicada a las 12:41h, 01 febreroBuenos días Manuel,
Gracias por tu artículo y por la exposición tan clara y detallada, cuyo punto de vista comparto.
Se comentaba en prensa que la Reina Beatriz podría, por fin, dedicarle tiempo a la pintura, una de sus pasiones, y a visitar a su hijo ingresado en un clínica inglesa debido a un accidente de coche -creo recordar-
Creo que el hecho de que quien cede el poder haya cultivado aficiones e intereses que le motiven y donde encuentre un espacio para desarrollarse.
En mi opinión los fundadores, o grandes empresarios, que son nuestros padres -en mi caso- son personas creativas y con mucha energía, y necesitan un espacio donde seguir creando, para permitirse pasar a un segundo plano desde el que puedan seguir presentes y al mismo tiempo velar porque la generación siguiente pueda tomar sus decisiones y equivocarse, con la tranquilidad de que si surge algún problema de envergadura el gran maestro está ahí para dar tranquilidad, estabilidad, y remangarse la camisa si hace falta. En nuestro caso es así.
Un abrazo, y ánimo para todos. Emprender es duro pero, como digo yo, es inevitable para los que lo llevamos en la sangre. Precioso legado
Manuel Bermejo
Publicada a las 13:02h, 01 febreroNuria, muy revelador comentario, No puedo estar más de acuerdo. Te agradecemos tu generosidad para compartirlo en el blog
Jaime Izquierdo
Publicada a las 14:45h, 04 febreroHola Manuel,
Me ha encantado tu artículo. Como emprendedor (inicialmente por obligación, como bien sabes, ahora me costaría un mundo dejarlo) me ha hecho pensar por qué hasta ahora nunca me había planteado que mi hija podría continuar mi proyecto, y qué debería hacer para programar un relevo ideal como el que describes, que -me he imaginado- debe proporcionar una felicidad enorme a ambas partes.
Me has dejado hecho polvo, que es lo que hacen los buenos maestros. ¿Cómo no voy a apreciarte? 🙂
Un fuerte abrazo
Jaime
manuel bermejo
Publicada a las 14:52h, 04 febreroJaime, un gusto saber de tí y verte envuelto en la revolución emprendedora. Un abrazo!!
olga
Publicada a las 00:09h, 25 octubreMe ha encantado tu reportaje pero no lo comparto para nada y basta hacer una comparación entre la empresa familiar y la corona española para entender mi razonamiento:
1.- El rey de España no abdica en su hijo, a pesar del daño que está haciendo a la corona.
2.- El hijo primogénito debe suceder al rey aunque no esté preparado o no quiera.
3.- El secretario de la casa real tiene una larga tradició, goza de la confianza del rey y tiene más poder decisorio que el principe.
Si a esto le añadimos que en una empresa familiar pueden ser varios los propietarios, nos podemos encontrar como ocurre en mi empresa, que cada socio (mayores de 70 años y sin jubilarse) quiere nombrar a su propio hijo como su sucesor, pero solo como sucesor, no como rey. Además, la empresa debe seguir las reglas que ellos marcan y que un gerente externo, (el secretario de la casa real), organiza siguiendo los métodos tradicionales de mediados del siglo pasado, cuando la empresa contaba con tan solo 20 trabajadores. Les da igual que ahora la empresa tenga 60 trabajadores, ellos siguen manteniendo un solo encargado y la misma estructura que cuando tenía 20.
Es una comparativa muy dura, pero por desgracia tan real, que yo, que soy una de los hijos impuestos como sucesor sin reino, me asusto de lo que me voy encontrando por el trayecto y que no me dejan cambiar.