17 Feb DAÑOS COLATERALES DEL CASO VITALDENT
Queridos emprendedores y familias empresarias,
En medio de tanto escándalo de corrupción política ha saltado a la luz con fuerza esta semana la detención de la cúpula de la red de franquicias Vitaldent en el ámbito de la llamada “Operación Topolino” por presuntos delitos contra la Hacienda Pública, blanqueo y estafa a sus franquiciados. Según la información publicada en diferentes medios se habla de un fraude de 10 millones de Euros. Estas informaciones explican que los hechos se han precipitado por la sospecha de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de que el dueño de la empresa, Ernesto Colman, iba a dejar el negocio y quedarse con el dinero.
La gravedad del caso, como es lógico, ha generado gran incertidumbre entre los clientes y franquiciados de Vitaldent. E imagino que entre otros de sus stakeholders. Confiemos en que puedan minimizar sus costes.
Pero hay otros daños colaterales, de distinta naturaleza y sentido de urgencia, que también merece la pena explorar.
Vitaldent ha sido un caso de éxito empresarial muy estudiado y situado como ejemplo de innovación. Particularmente un caso muy notable de expansión vía franquicias, una fórmula de éxito muy probado y precursora de la economía colaborativa ahora tan en boga. En suma, un modelo muy vanguardista en su momento. La frase de Colman “ponemos clínicas dentales donde otros abren una tienda de Zara”, refleja perfectamente lo disruptivo de una idea de negocio de lo que dimos en denominar democratización de una industria.
Por estos antecedentes a los empresarios de éxito hay que pedirles una actitud ética para que sean también referencia en el territorio de los valores. Algo verdaderamente necesario en el mundo actual. En estos tiempos en los que parece que vuelve a hacer fortuna la idea de sospechar de quienes generan riqueza, craso error la generalización desde mi punto de vista, casos como el de Vitaldent rearman estas tesis. La sociedad necesita creadores de riqueza para evolucionar, para sostener el estado del bienestar, para generar empleo y bienestar. Por eso la sociedad debe tener una mirada cómplice hacia los buenos empresarios. Pero con la misma contundencia hay que denunciar casos en los que el exceso de codicia lleva a prácticas absolutamente reprobables.
Por otro lado, este presunto fraude supone también un golpe para un modelo como es la franquicia. Franquiciar un negocio supone que la enseña franquiciadora debe actuar como una central de servicios a disposición de sus franquiciados. Exigiéndoles su parte en la alianza que supone la franquicia, pero trabajando en aras de la rentabilidad del negocio de los franquiciados. Franquicia viene etimológicamente de franqueza. Ese es el verdadero espíritu de la franquicia. Una fórmula que, bien ejecutada, genera excepcionales oportunidades para el desarrollo emprendedor de nuestra sociedad. Porque, por un lado, permite a los franquiciadores una fórmula de escalabilidad que hace más competitivos sus negocios. Por otro, permite a los franquiciados iniciar negocios con el apoyo, experiencia y know-how de los franquiciadores lo que reduce el inherente riesgo de la actividad empresarial.
Claro que la franquicia, como todo en la vida, permite a los avispados, y poco honestos, oportunidades para hacer negocio a costa de sus franquiciados. Un pésimo uso del sistema. Como parece ha ocurrido en el caso que nos ocupa. Estafar a un franquiciado está radicalmente en las antípodas de la visión que debe regir una cadena de franquicias.
Ha hecho bien la Asociación Española de Franquiciadores en reaccionar rápido expulsando cautelarmente a Vitaldent. Y bien hará en perseverar por la reputación de un modelo de negocio necesario y clave para el desarrollo de una sociedad más emprendedora, que será mejor, más libre y con más oportunidades.
Hasta pronto. No dejes de esforzarte por ser muy feliz que, al final del día, es lo más importante para ti y los que te rodean
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