CONTINUIDAD, PROYECTO, VALORES E INTELIGENCIA

CONTINUIDAD, PROYECTO, VALORES E INTELIGENCIA

Queridos emprendedores y familias empresarias,

Quería aprovechar el conflicto que se está viviendo en la empresa familiar propietaria de Freixenet y que, como suele ocurrir en estos caso por su morbosidad, ha saltado a los medios de comunicación.

Según estas informaciones, las tres ramas familiares que controlan el capital de Freixenet han roto el tradicional consenso que mantenían sobre la gestión y el futuro de la empresa. Fruto de este desencuentro uno de los grupos accionariales, negocia la venta de su paquete accionarial. Parece que la situación se arrastra por la caída de ventas, y consecuentemente de rentabilidad,  de la empresa desde que se desató la crisis,  fundamentalmente en el mercado doméstico.

Confío que esta gran familia empresaria, tan pionera en muchas decisiones, salga con bien de esta situación. He conocido personalmente a algunos de sus líderes como José Ferrer y José Luis Bonet, quienes me merecen una alta estima profesional.

Que en cualquier Consejo de Administración pueden haber discrepancias en un momento dado es normal, y diría que hasta sano. La diversidad de opiniones vertidas por cualificados consejeros no hace más que enriquecer el debate. Lo relevante, y más en el caso de una empresa familiar cuyo objetivo es la continuidad trasgeneracional, es que estos desencuentro no penalicen el futuro de la organización.

Al hilo de estas reflexiones, quiero volver a poner el énfasis en la necesidad de que las familias empresarias de vez en cuando, y mejor en épocas de “vacas gordas”, vivan sus “momentos napoléonicos” para para parar, pensar y elaborar sus programas estratégicos familiares. En estos documentos me parece de particular relevancia que la familia, periódicamente, haga el ejercicio de consensuar y revisar cuál es el proyecto y los valores en torno al cual pretenden continuar cohesionados. Son ese proyecto y valores que comparten lo que permite reforzar un legado que es el pegamento que cohesionará a las diferentes sagas y generaciones familiares.

Ya sé que, por más que sea deseable lo contrario,  en el devenir de la vida de las familias y las empresas, y por más que se haya seguido con la ortodoxia en el gobierno y la gestión, pueden surgir desencuentros graves. Es propio de los humanos. Es casi ley de vida. Pero también es importante que las familias en esos momentos actúen más desde la razón que desde la pasión mal entendida. Que prime la inteligencia a las bajas pasiones. Las relaciones pierde/pierde son absurdas. Si tiene que haber alguna ruptura que se trate de ejecutar sin penalizar ni comprometer gravemente el futuro de la empresa. Son muchas las familias centenarias que en su historia se han visto obligadas a realizar, las llamadas en el argot, podas. La salida de alguna rama familiar con la cual se había producido un punto de desencuentro sin retorno. Visto en perspectiva, esas mismas familias, reconocen que estos procesos, por más que dolorosos, han acabado por suponer un fortalecimiento del proyecto empresarial, y familiar.

Nunca me cansaré de insistir en la importancia que tiene la comunicación entre los accionistas de una empresa familiar. Tienen una gran responsabilidad. Trabajar por el legado familiar es una tarea colosal. Y hacerlo desde la gestión por valores demuestra inteligencia y coraje, un binomio que siempre aparece cuando se estudian caso de éxito longevo de familias empresarias.

 

Hasta pronto. No dejes de esforzarte por ser muy feliz que, al final del día, es lo más importante para ti y los que te rodean.

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