18 Oct Ser empresarios: La mejor solución para el peor problema
Queridos emprendedores y familias empresarias:
Recibí recientemente un vídeo de una de las llamadas “Aulas de Emprendimiento” que organiza la Fundación Empresa Familiar de Castilla y León, entidad amparada por la Asociación de Empresa Familiar de Castilla y León. Por cierto, qué gran labor la de esta Fundación que impulsa diferentes acciones que permiten conocer y poner en valor el relevante papel de los empresarios en la sociedad.
En este vídeo, Alfonso Jiménez, CEO y cofundador de Cascajares, cuenta a los alumnos del IES Trinidad Arroyo (Palencia) su trayectoria empresarial. Qué bueno que nuestras niñas y niños escuchen este tipo de inspiradoras historias para que en su imaginario también aparezcan empresarios y de esta forma se puedan generar nuevas vocaciones emprendedoras.
He tenido la oportunidad de escuchar a Alfonso muchas veces, y en este vídeo una vez más. Su historia es la de tantos empresarios, ya sean grandes y mediáticos o pequeños y anónimos, que han sido capaces con inteligencia, sagacidad, coraje, trabajo y perseverancia de transformar sus sueños en realidad. Y en la realidad de un negocio. En este caso, algo también bastante común, la tarea se aborda con especial ilusión por llevar el nombre de su tierra (Palencia en este caso) por el mundo. Gracias a Cascajares y a miles de otras empresas familiares, se apoya el desarrollo económico y social de los territorios donde actúan, se fija población al territorio y se hace realidad el anhelo de progreso que tantos predican pero que son los empresarios los que tanto contribuyen a hacer realidad.
Alfonso es el décimo hermano de una familia a la que le costó entender, algo no infrecuente, que un hijo decidiera con 20 años hacerse empresario en vez de estudiar para opositar a funcionario. Sin grandes medios económicos, 900 euros, y con otro socio veinteañero, Francisco Iglesias, crean, a principio de los años 90, la empresa Cascajares, inicialmente dedicada a la producción y comercialización de capones. Emprender no está solo reservado ni a la buena cuna ni a la buena economía. Cuando hay buenas ideas y pasión para llevarlas a la práctica la financiación acaba apareciendo, como es el caso de Alfonso y otros muchos.
Siempre usando como palanca de su competitividad la innovación y la diferenciación, la empresa va creciendo y vive un primer boom cuando consiguen su primer gran hito: el “capón de Cascajares” se convierte en el plato principal del banquete nupcial de celebración de la boda del entonces Príncipe Felipe y Leticia Ortiz el 22 de mayo 2004. El protagonismo en tan magno acontecimiento supuso un gran aldabonazo y obligó a la empresa a dar el salto al comercio online.
En paralelo, otro rasgo que ha destacado en la trayectoria de Cascajares desde su creación es su devoción por la labor social centrada, en este caso, en su afán de integración de las personas desfavorecidas. A finales de 2010 crean la Fundación Cascajares para devolver a la sociedad parte de lo que esta les ha dado. Este es un ámbito en el que también coinciden mayoritariamente las empresas familiares, aunque muchas veces lo hacen de manera anónima.
Con ese espíritu emprendedor de los empresarios de raza, la compañía irrumpe con fuerza en el negocio de la comida preparada y aborda diferentes planes de diversificación en mercados y gama de productos. Fruto de esta estrategia, Cascajares alcanza otro gran hito como fue la entrada en el mercado de Estados Unidos para proveer los típicos pavos que suponen el menú estrella del Día de Acción de Gracias. Como no podía ser menos, en Cascajares sufren los inconvenientes de la pandemia del Covid 2019 pero en 2022 viven su año récord.
En esa tesitura, que a veces te hace hasta perder la humildad de los orígenes, según propia confesión de Alfonso, la empresa vive un tremendo zarpazo cuando sus instalaciones se destruyen tras un pavoroso incendio en la madrugada del 26 de enero de 2023. Movido por el enorme compromiso con sus empleados, clientes, proveedores y la sociedad en general, Cascajares vuelve a la producción apenas diez días después del incendio en unas instalaciones alquiladas, y el pasado 2 de octubre de 2023 inauguraron una nueva y moderna fábrica que les va a permitir duplicar su producción. En pocos meses se produce el resurgir del “Ave Fénix” desde sus cenizas, en este caso con toda la literalidad del término.
El ejemplo de este espíritu indomable para revelarse frente a las adversidades, para construir la mejor solución frente al peor de los problemas, forma parte del código genético de los líderes de los negocios de familia. Pero es que, además, en su noble tarea las empresas familiares se comprometen como pocos con su gente y con su tierra produciendo un enorme impacto positivo en nuestra sociedad.
No corren tiempos fáciles para los empresarios pues afloran movimientos que pretenden confrontar sistemáticamente “lo público” frente a la iniciativa privada cuando son ámbitos llamados a entenderse y a cooperar en proyectos conjuntos que mejoren definitivamente la vida de los ciudadanos. Por supuesto que el rol de las administraciones públicas es muy relevante para crear normas que eviten abusos, para facilitar la libre competencia o para atender a las personas más desfavorecidas, pero esto no debiera ser óbice para penalizar la actividad empresarial. El manido paradigma de repartir la riqueza exige primero que se cree efectivamente riqueza de manera sostenible y para ese objetivo, la contribución de los empresarios, y en particular de los empresarios familiares que constituyen la forma mayoritaria de nuestros sistemas económicos, es absolutamente imprescindible. Ojalá tengamos muchos más “cascajares”, creados bien desde una incipiente startup, o bien por los continuadores de sagas de familias empresarias que aporten valor para hacer crecer los negocios iniciados por sus mayores. Sea cual sea el origen de la actividad empresarial, lo deseable es que muchos jóvenes se animen a emular a estos verdaderos héroes de nuestro tiempo. Será, sin duda, el mejorar garante para un desarrollo sostenible e inclusivo.
Hasta pronto. No dejes de esforzarte por ser muy feliz que, al final del día, es lo más importante para ti y los que te rodean.
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