02 Sep PONIENDO EN VALOR LO LATINO
Queridos emprendedores,
Estoy en medio de un viaje por varios países de Latinoamérica dictando algunas conferencias y promoviendo las actividades del IE en el ámbito de los programas de alta dirección que dirijo y con mucha frecuencia en estos eventos me preguntan por las peculiaridades de la empresa familiar latina.
Respecto a este punto lo primero que siempre hago es poner en valor lo latino. Los latinos, y por supuesto que España debe quedar inmersa en este grupo, tenemos unas capacidades de gestión caracterizadas por la agilidad, la creatividad o la búsqueda de soluciones que son muy apreciables en esta sociedad del conocimiento que nos tocó vivir. Por tanto, nada de ir por el mundo con actitud vergonzante de minoría menor.
En América se encuentran magníficas empresas familiares en las que conviven sólidos valores, y una gestión empresarial puntera que ha llevado a estas compañías a posiciones de liderazgo en las industrias en las que concurren a nivel global. Además he percibido en los empresarios latinoamericanos mucha más preocupación por la formación continua, como vía de mejora de competitividad, que en España. En América es frecuente ver a familias enteras acudiendo a cursos de empresa familiar, mientras que las familias españolas suelen optar por la creación de un delegado para cursos varios y así es muy difícil que todos los miembros de una familia estén en la misma longitud de onda. Con este modelo hispano, al final del día se acaban creando como dos castas en la familia: los que de verdad se ocupan del negocio y los que van a cursos donde aprenden cosas de difícil aplicación “dada la peculiaridad de nuestra familia y nuestro negocio”.
Las familias latinas permanecen unidas por más tiempo que en el ámbito anglosajón donde los hijos vuelan antes del nido y para no volver. Nuestras madres y abuelas viven mal los viajes del familiar aunque éste tenga 54 años. Eso sí, nos cuesta comunicar con franqueza. Preferimos callar a veces pensando que con el silencio se evita la confrontación, que es mal percibida. Los problemas larvados no sanan. Por tanto, más gente involucrada y sin establecer los mecanismos de comunicación adecuados. Este es el peligro y muchas veces fuente de conflictos graves. Se cura con la práctica, para lo que es adecuado crear espacios de comunicación formalizados como pueden ser el consejo de familia o el consejo de administración para tratar respectivamente asuntos de familia y negocio.
En resumen, si a nuestra creatividad unimos las necesarias dosis de seriedad y cumplimiento de compromisos con el rigor que demanda la práctica empresarial en este mundo global no tenemos nada que envidiar a nadie. Y si, desde el punto de vista de la gestión de la empresa familiar, somos capaces de trabajar a fondo los temas de comunicación estaremos sentando las bases para un desarrollo próspero.
Así que os animo a poner en valor lo latino y no permitir que el término sea desvirtuado e impregnado de connotaciones negativas. Oí en cierta ocasión a Berlusconi comentar la cantidad de cosas que se podría hacer si hubiese 400 millones de personas que hablasen italiano. Pues nosotros sí tenemos ese activo. Es hora de aprovecharlo pensando en futuro y abandonar la vieja retórica de las reivindicaciones coloniales. Ahora que tantos países de América celebran el bicentenario de su independencia podría ser el momento adecuado para este nuevo enfoque en el que predominen el entendimiento y la búsqueda de sinergias.
Hasta pronto, que vayáis superando el síndrome postvacacional aquellos que descansasteis en agosto y, no olvidaros de seguir siendo muy felices que es lo verdaderamente importante. Espero vuestros comentarios!!
Elena
Publicada a las 14:42h, 02 septiembreMuy interesante tu valoración sobre lo «latino».
Ya que no es mi campo, tan sólo una anotación, si pretendes hacer referencia a los paises cuya lengua principal es el español (si no es así mi contribución sobra), quizás debería emplearse el término «iberoamericano» (si queremos incluir a territorios relacionados con Portugal, tan cercano a nosotros, es decir a Brasil) o «hispanoamericano», si nos referimos tan sólo a antiguos territorios españoles donde se habla español como lengua principal (aunque en cierto modo también incluye territorios de Portugal por pertenecer a la antigua Hispania). El término «latino», como imagino conoces, fué empleado en su momento por el entonces imperio francés como forma de incluir a Francia y sus territorios en América de habla francesa (incluso se habla de incluir a parte de Canadá como latinoamérica, pero ya se me escapa a mis conocimientos) y con el objetivo de menoscabar términos que hacían referencia a España y darle así menos importancia a nuestro país.
De acuerdo con la falta de comunicación con franqueza, pero hay países todavía más reticentes a ello que aquéllos que comparten el idioma español, sin ir más lejos, en el Reino Unido, pueden ser muy francos en algunos aspectos y en otros llevar años enterarse de que la postura de una determinada persona es justo la contraria de la que sugieren sus palabras.
Enhorabuena Manuel por el blog del que siempre se obtienen buenas ideas y que tiene una óptima atmósfera comunicativa y relajada muy adecuada para leer tras finalizar el trabajo del día.
Pedro Brizuela
Publicada a las 17:31h, 02 septiembreGracias Manuel por dejarnos participar de tus reflexiones. Según tenemos nuestro entorno cercano, es imprescindible abrirnos a explorar las sinergias a las que haces referencias en tu post. Latinoamérica o Iberoamérica es un entorno mucho mas ilusionante.
Buen y provechoso viaje. Un abrazo.
manuel bermejo
Publicada a las 21:44h, 02 septiembreElena, celebro que encuentres este blog un punto de encuentro de relajo tras el trabajo. De acuerdo con tu punto sobre las denominaciones americanas. Al final del día, el término latino se ha ido consolidando para definir a la gente de las américas. Más allá de eso lo que quiero resaltar es que no me gusta que vayamos de menos que los anglosajones. Gracias por las aportaciones
manuel bermejo
Publicada a las 21:47h, 02 septiembrePedro, hoy por hoy en muchos países, especialmente en Colombia, se respira un ambiente de optimismo y confianza muy alejado del pesimismo con que nos movemos en España. Fíjate que hay una gran esperanza en el nuevo gobierno de Santos que hizo un gabinete de técnocratas, varios de ellos fueron ministros bajo la presidencia de Pastrana, rival político. Os imagináis a Zapatero nombrando ministros que lo fueron con Aznar?
En fin, vivimos un mundo global y si las oportunidades desaparecen de Valladolid aparecerán en otro sitio. Abrazo