EMPRESAS FAMILIARES, EMPRESAS COMPROMETIDAS

EMPRESAS FAMILIARES, EMPRESAS COMPROMETIDAS

Queridos emprendedores y familias empresarias,

Acostumbro a decir que la empresa familiar es solución y no problema. Baso esta afirmación en los profundos valores que he encontrado en tantas y tantas familias empresarias a lo largo de mis años de trabajo en este campo como asesor o académico.

Hace pocos años participé como coautor del libro “La Reputación de la Empresa Familiar” dirigido por la prestigiosa consultora Villafañe&Asociados. Releyendo sus páginas me reafirmo en mi firme convicción. La empresa familiar es espejo donde mirarse y aprender y no problema, como parece desprenderse si, por ejemplo, atendemos a las noticias publicadas en torno a esta temática en medios de comunicación. Donde generalmente se destacan los aspectos más sórdidos de este tipo de organizaciones, que son la excepción, dicho sea de paso. Hay evidencias de que la empresa familiar compara mejor con otro tipo de organizaciones en términos de beneficios, internacionalización, solvencia, calidad de la oferta comercial, atención al desarrollo de sus empleados y ética.

Precisamente en mi tesis doctoral que leía justo hace un año evidenciaba el comportamiento más ético de las empresas familiares usando como parámetro de medida la manipulación contable.

Ahondando en esta idea comparto a los lectores que justo estos días ha visto la luz un importante estudio del Instituto de Empresa Familiar que presenta datos muy significativos sobre la evolución de la empresa familiar española en el período de la Gran Recesión.

Destacaría muy especialmente el compromiso con la sostenibilidad y el empleo que han demostrados las empresas familiares españolas durante este largo y cruento período recesivo. Señalo algunos de las principales conclusiones de este informe:

-Las empresas familiares que han seguido activas han incrementado el número de trabajadores por cada millón de euros ingresados, pasando de 4,7 empleados por millón de euros facturados en 2007, antes del inicio de la crisis, a 5,1 trabajadores en 2013. Mientras, las empresas no familiares han sobrevivido a la crisis mediante ajustes en el empleo, pasando en este mismo periodo de 3,1 a 3 trabajadores por millón ingresado.

-La crisis ha provocado asimismo una fuerte caída de la rentabilidad de las compañías, más acentuada en el caso de las empresas familiares, debido en gran medida al mencionado compromiso con el empleo. No obstante, el Estudio pone de manifiesto que las empresas familiares que superan el umbral de los 50 trabajadores son capaces de obtener rentabilidades económicas superiores a las no familiares. Este dato rompe la idea de que las empresas familiares son siempre más pequeñas y menos rentables que las no familiares.

-Por lo que se refiere al endeudamiento, las empresas familiares presentan ratios menores que las no familiares, tanto en el momento de entrada como en la salida de la crisis económica. De hecho, el gap de endeudamiento entre uno y otro grupo de compañías se amplía de manera significativa, pasando de 1,5 puntos a 20. Así, en 2007 el ratio de endeudamiento de las empresas familiares era del 67,2 por ciento y en 2013, del 73 por ciento. En el caso de las no familiares, ha pasado en este periodo del 68,7 al 92,9.

-Otra característica destacable de la misma es su mayor antigüedad relativa. La longevidad de las empresas familiares es especialmente alta (33 años), muy por encima de la antigüedad promedio de las empresas españolas  (en torno a doce años, según datos del Instituto Nacional de Estadística).

En definitiva, todos estos datos a los que estamos haciendo referencia demuestran el extraordinario compromiso de los propietarios familiares por facilitar la continuidad de sus empresas a las siguientes generaciones. Propósito que demanda visión de largo plazo y unos muy fuertes valores para incluso sacrificar rentabilidad a corto plazo-

No es de extrañar por tanto que en los últimos barómetros de reputación sean instituciones como las universidades públicas, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y pymes (la inmensa mayoría familiares) las más valoradas.  En este mundo donde aún se sienten los rescoldos de la triple crisis (económica+ financiera+ valores) quiero destacar precisamente la relevancia de los valores de la empresa familiar en medio de una sociedad que parece haber destinado todos sus esfuerzos a la adoración del becerro de oro, sin importarle lo que se lleve por delante con tal de obtener dinero.

A la empresa familiar, sobre todo a la de menor dimensión,  en general lo que le falla habitualmente es la gestión de los intangibles porque no está habituada a formalizar espacios de reflexión estratégica en los que atender adecuadamente estos temas. En este sentido saco a relucir una frase muy pragmática de John D Rockefeller que dice “Reputación es hacer las cosas bien y que se sepa”. Muchas empresas familiares hacen las cosas bien, y hasta muy bien. El reto es trasladarlo al conjunto de la sociedad, empezando por los medios de comunicación pues en la clase periodística es donde las investigaciones demuestran que es peor la percepción de la empresa familiar. En esta era de internet no vale ya la estrategia del avestruz. Así que a la tarea.

Hasta pronto. No dejes de esforzarte por ser muy feliz que, al final del día, es lo más importante para ti y los que te rodean

 

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